Ciencias de la Educación

23 de abril de 2018

El maestro como mediador de la lectura

Los maestros de lengua por lo general tenemos preocupaciones sobre los procesos de lectura de nuestros estudiantes. En especial, hay dos aspectos de esta que nos inquietan: la comprensión y los hábitos lectores. Pensamos que las causas están en los bajos niveles de lectura y el poco acompañamiento de los padres de familia en este proceso. Y claro, considero que es muy importante que los niños y jóvenes encuentren en su hogar un modelo a seguir sobre la lectura. Sin embargo, me pregunto si no somos los maestros que viendo esta carencia, debemos asumir este reto.

Martha Liliana Jiménez C.

Los maestros de lengua por lo general tenemos preocupaciones sobre los procesos de lectura de nuestros estudiantes. En especial, hay dos aspectos de esta que nos inquietan: la comprensión y los hábitos lectores. Pensamos que las causas están en los bajos niveles de lectura y el poco acompañamiento de los padres de familia en este proceso. Y claro, considero que es muy importante que los niños y jóvenes encuentren en su hogar un modelo a seguir sobre la lectura. Sin embargo, me pregunto si no somos los maestros que viendo esta carencia, debemos asumir este reto. Por eso, propongo que seamos  modelos de lectores, de forma que podamos en conjunto con nuestros estudiantes, construir conocimiento sobre cómo se lee (es decir, aprender estrategias para comprender un texto) y ser mediadores en la adquisición de hábitos lectores (o sea, aprender comportamientos y actitudes hacia la lectura).

Esto implica en primera instancia, un cambio en la percepción sobre cómo abordar la lectura en el aula.  Pasaría de ser una actividad en la que se usa la evaluación como control, a un proceso de enseñanza/aprendizaje en el que se valoran los conocimientos, ideas e intereses tanto del maestro como de los estudiantes. Nuestra aula se convertiría en un ambiente para “dejar leer”, como dice Peña (2003), para

                            crear contextos en los que el lector encuentre sentido a la lectura; poner las condiciones para que ocurra la experiencia lectora; ayudar                              a que los lectores pasen de las lecturas útiles u obligatorias a una lectura que les resulte significativa en sus vidas; propiciar el contacto                              con los libros y la conversación sobre lo que se lee; hacer del libro un objeto más familiar, más cercano; remover los miedos y los                                        fantasmas visibles e invisibles que siempre lo han rodeado (MEN, 2011:14)

Un aula que tenga estas condiciones apunta a que los estudiantes se vuelvan lectores autónomos con el acompañamiento de un maestro mediador, que indique los posibles caminos para aprender a leer. Esto se logra si los maestros mediadores permitimos: las lecturas en voz alta, el abordaje de textos de diferentes clases, diferentes propósitos para leer, interpretaciones variadas, confrontación de ideas argumentadas, etc.

Con la lectura en voz alta, “el maestro asume el rol de intérprete y los alumnos pueden leer a través de él” (Lerner, 1995, s.p.).  Por lo general, se piensa que solo en los primeros grados se debe llevar a cabo esta lectura, en tanto es muy importante que los niños escuchen la voz de su maestro, pues esto les permite tener una idea global del texto y son capaces de imaginar lo que escuchan a través de las diferentes entonaciones y cambios de voz. Sin embargo, mi experiencia en el aula con niños hasta de 13 y 14 años me ha demostrado que aún los adolescentes disfrutan de estos momentos, no solo por el goce de escuchar la lectura de otros sino también porque les da mayor comprensión del texto.

La lectura en voz alta, no solo sirve para el disfrute, también sirve para modelar cómo se debe leer y qué estrategias usar dependiendo del propósito que se tenga al hacer la lectura. Se lee para aprender, para informarse, para gozar de la estética de las palabras, para imaginar, para abrir la puerta a muchos mundos posibles. Cada uno de estos propósitos requiere de estrategias diferentes para abordar el texto, que son las que nuestros estudiantes deben conocer y dar a conocer.  Como maestros mediadores debemos explicitar las estrategias que usamos y dejar que nuestros alumnos expresen sus opiniones sobre ellas o expongan las suyas propias. Es decir que se convierta en una lectura de aprendizaje.

Si queremos que nuestros estudiantes logren autonomía al leer es necesario enseñarles cómo hacerlo. Si modelamos cómo encontrar información en un texto, cómo identificar la posición del autor frente a un tema, cómo inferir lo que quiere decir un mensaje, por qué no necesitamos conocer todas las palabras que tiene un texto y por qué podemos saltarlas, etc., seguramente los estudiantes más adelante podrán hacerlo de forma autónoma. La autonomía en la lectura también se construye.

Por último, también es necesario modelar los comportamientos lectores. Nuestros estudiantes deben vernos leer con ellos, conocer nuestros intereses de lectura, saber cómo nos aproximamos a un texto, escuchar nuestros comentarios sobre los libros que leemos y debatir sobre ellos cuando los hayan leído.  Solamente en nuestra charla con nuestros estudiantes podremos saber el tipo de textos que disfrutan y sus intereses particulares.

Dar espacios para la investigación, sobre los temas que más les gusten a nuestros estudiantes, nos permite guiarlos en la profundización de sus conocimientos y mostrarles el camino para lograrlo. Abrir espacios para que lean los textos literarios que prefieran y acompañarlos para que expresen sus pensamientos, nos da la posibilidad de tener un aula en la que se puede debatir y en la que el proceso de enseñanza/aprendizaje no es exclusivo del maestro.

En conclusión, considero que uno de los mayores retos de los maestros está en acompañar el proceso de lectura de nuestros estudiantes, modelando cómo se lee para que luego podamos realmente considerar que ellos son lectores autónomos.

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Referencias

  • Lerner, (1995). ¿Es posible leer en la escuela? En Memorias 2o Congreso Nacional de Lectura “Lectura – Escuela – Biblioteca”. 8a Feria Internacional del Libro en Bogotá.
  • MEN, (2011). Plan nacional de lectura y escritura de educación inicial, preescolar, básica y media. Dirección de Calidad de Educación Preescolar, Básica y Media
  • Subdirección de Fomento y Competencias. Bogotá.