Ciencias de la Educación

20 de enero de 2017

La escritura en el entorno científico

Leonardo Celis-Agudelo¹

En la academia, la comunicación escrita desempeña un papel muy significativo en el desarrollo y difusión de ideas y conceptos. Es necesario entonces preguntarnos: ¿cuál es el entorno asociado al ejercicio de escribir en las comunidades científicas y cuáles son los problemas que surgen en esta actividad?

La escritura académica es aquella que se encarga de dar cuenta de los resultados de investigaciones realizadas en diferentes áreas del conocimiento ante una comunidad académica específica y demás interesados, de igual manera, permite que el investigador deje evidencia del avance que consigue en su área de estudio (Kalmanovitz, 1996). Esta función es una de las razones por las que las facultades de las universidades se preocupan cada vez más por establecer en sus programas de pregrado (y en algunas ocasiones en posgrado) asignaturas relacionadas con técnicas de redacción, ortografía, gramática y argumentación. Igualmente, existe evidencia de que los estudiantes no llegan a la universidad con los conocimientos requeridos para escribir documentos científicos apropiados, ya que la mayoría del aprendizaje impartido en el colegio está asociado con manejo gramatical y redacción literaria (Moya Pardo, Vanegas Sánchez & González González, 2013).

Los investigadores cuentan con diferentes medios para hacer conocer las investigaciones que realizan, tales como las revistas académicas, los simposios y congresos especializados, los libros y las series de documentos de trabajo, entre otros. En las tres primeras opciones, antes de ser aceptados para publicación, los documentos atraviesan un proceso de revisión por pares, los cuales realizan recomendaciones para mejorar la calidad de los documentos y sugieren su publicación o rechazo (García-Molina & Chicaíza-Becerra, 2011); se da el caso entonces, de un manuscrito con argumentos muy interesantes pero que no cuenta con una buena presentación y redacción de las ideas, lo que resulta en la recomendación de no publicación por parte de los revisores y la imposibilidad de que el investigador haga conocer su trabajo por estos medios por el simple hecho de no presentar correctamente sus ideas.

Teniendo en cuenta que la calidad de redacción puede ser una ventaja o una barrera para la generación de conocimiento, Moya Pardo, Vanegas Sánchez & González González (2013), encuentran que en el ámbito universitario, la escritura es percibida como una herramienta para entregar resultados de investigación y no como el ejercicio de plasmar en el papel las ideas y pensamientos de quién escribe, es decir, no obtiene la importancia que requiere. Gracias a esta percepción del proceso de escribir y a la formación adquirida en los años previos a la universidad, surgen muchas fallas en los productos entregados por los estudiantes (especialmente en la elaboración de la tesis), ya que no se resalta la importancia de dicho ejercicio y da como resultado que

[El estudiante] presente un escrito desordenado, desarticulado o incoherente, con errores de gramática y ortografía y un vocabulario pobre, lo que le resta credibilidad y profundidad al contenido (Moya Pardo, Vanegas Sánchez & González González, 2013 p. 32).

Este argumento también encuentra sustento en el mal uso por parte de los estudiantes de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ya que consideran que escribir es transcribir de manera exacta lo que se habla o lo que se piensa, lo que resulta válido cuando se trata de conversaciones de chat o comentarios en redes sociales, no así en los trabajos académicos e investigaciones. En el primer entorno se emplea una escritura más cotidiana, de descripción de sucesos y ambientes, mientras en el segundo, el ejercicio consiste en entregar de manera clara, concisa y técnica la generación de conocimiento llevada a cabo por quien investiga (Moya Pardo, Vanegas Sánchez & González González, 2013).

A modo de sugerencia, se requiere que desde las instituciones de educación básica y media se evalúen los aprendizajes que están entregando a los estudiantes en escritura, la cual no debe centrarse únicamente en la estructura de la oración y en la redacción literaria o narrativa, también debe tener en cuenta la escritura crítica y la asociada al reporte de resultados. Con esto, se facilita la transición hacia los niveles superiores de educación (en donde también debe existir un compromiso con la formación en escritura) y se garantiza una mejor presentación de los estudios de los investigadores que integran las comunidades científicas.

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  1. Estudiante de segundo semestre de la Maestría en Evaluación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación  de la Universidad Externado de Colombia. Correo electrónico: vladimir.celis@est.uexternado.edu.co.

Referencias

García Molina, M., & Chicaíza, L. (2011), Guía de fuentes para la investigación en ciencias económicas. Documento FCE No. EE-22. http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1766062

Kalmanovitz, S. (1997). Discurso sobre retórica de la Economía. Boletín Cultural y Bibliográfico, 33(42), 123-127.

Moya Pardo, C., Vanegas Sánchez, I., & González González, C. (2013) Escribir hoy en el posgrado. Bogotá: Editorial Universidad Externado.