25 de mayo de 2020
Diversidad Cultural y Educación: propiciando entornos más humanos
Andrés Julián Cardozo Morales
La diversidad cultural se está reconociendo cada vez más a nivel mundial gracias a las tecnologías de información y comunicaciones y a los crecientes niveles de migración internacional. El último Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre las Migraciones encontró que 258 millones de personas viven en un país distinto al de su nacimiento. “Esto representa un aumento del 49% desde el año 2000” (Semana, 2018, parr. 5). También se puede evidenciar este gran crecimiento en las diferentes manifestaciones e intercambios culturales, en la adopción de costumbres propias de diferentes pueblos a la vida cotidiana, en la diversidad de creencias y en el interés de las personas por conocer más tradiciones que salen de lo local y llevan a lo global.
Lo anterior, nos da una idea de la gran variedad de antecedentes culturales y lingüísticos. Este fenómeno antes de ser una amenaza es una gran oportunidad para promover procesos de participación para la convivencia en sociedades diversas, enriqueciendo las relaciones humanas y facilitando la solución creativa de los múltiples problemas a los que se enfrenta hoy el ser humano en el mundo.
En este orden de ideas, se puede inferir que la vida es biodiversa, que en ella interfieren diferentes factores culturales y sociales que permiten evidenciar maneras de vivir la vida, diferentes formas de ser que le proporcionan al ser humano un sinfín de posibilidades de reconocerse como un ser diverso que vive y transforma su entorno. En este contexto se comprende la diversidad cultural como las “maneras diversas de ser y estar en el mundo, como lógicas diferenciadas y memorias distintivas” (Vergara, 2010, p. 15), las manifestaciones del ser humano que siente, piensa y actúa en una sociedad cargada de información territorial, cultural, social, política, económica y que debe permitir crear una propia concepción de lo diverso y desde allí ser lo que desea ser. Es necesario que en esta concepción de lo diverso, el ser humano inicie por conocerse y cultivarse a sí mismo, como lo menciona De Roux (1997), “culto es aquel que es capaz de conocerse a sí mismo, y eso no es posible si no se conoce también a los demás, su historia, los esfuerzos que han hecho para ser lo que son” (p.156). Es decir que este reconocimiento se da en un proceso sistémico, donde en la medida en que me reconozco como diverso, también reconozco y valoro la diversidad existente en los demás.
Desafortunadamente el reconocimiento de la diversidad cultural se ha visto opacado por patrones culturales que se imponen desde el exterior en detrimento de la cultura que se ha creado al interior de cada pueblo, a través de diferentes mecanismos de manipulación: la moda, la estandarización, las tendencias, que terminan convirtiendo al ser humano en una pieza del engranaje de la cultura dominante. Este problema se traslada a las instituciones educativas, donde se observan diferentes manifestaciones que niegan la diversidad cultural: la exclusión, el hostigamiento, la burla, la selectividad y la homogeneización, a la que están expuestos los estudiantes a diario.
En este sentido la escuela debe propiciar espacios de crecimiento y reconocimiento, como lo expresa Belmonte (1998) “las diferencias individuales, cualidades inherentes al ser humano, se definen así como una potencialidad enriquecedora de la acción educativa” (p.16), además permite establecer mejores relaciones, promover canales recíprocos de comunicación, donde la interacción entre lo distinto, fortalece los procesos educativos y promueve ambientes de inclusión.
Para lograr estos procesos al interior de las instituciones educativas, es preciso tener en cuenta algunas recomendaciones pedagógicas para promover el reconocimiento de la diversidad cultural en el aula:
- Los entornos educativos deben propiciar el respeto por la diversidad cultural, evitando la discriminación y promoviendo la inclusión, es decir que en cada una de las áreas del conocimiento, se deben propiciar espacios donde el estudiante pueda participar, se sienta aceptado y valorado en su forma de ser, creando así entornos de aprendizaje menos homogeneizantes y más diversos.
- Las clases deben dar la oportunidad al estudiante, de crear relaciones más armónicas con sus compañeros, debe favorecer el establecimiento de canales de comunicación donde se reconozca y acepte al otro como diferente y donde a partir de la interacción, se enriquezca la cultura personal.
- La educación para la diversidad cultural, supone espacios de crecimiento, donde el estudiante pueda desarrollarse de manera integral en todas sus dimensiones, de esta manera se pueden dar respuestas educativas justas, equitativas e incluyentes, de acuerdo con las necesidades educativas del estudiante.
- La diversidad cultural debe ser un eje fundamental en la construcción de las apuestas pedagógicas de la institución, todas las áreas de manera transdisciplinar deben promover y propiciar el crecimiento como seres humanos, el diálogo entre diversidades, el respeto y el interés por el bienestar de los estudiantes y docentes.
En conclusión, promover el reconocimiento de la diversidad cultural es una tarea ineludible de la educación, que parte del compromiso pedagógico de cada institución educativa, para propiciar ambientes de inclusión en el aula y en los diferentes espacios de la institución, que cultiven, fortalezcan y promuevan la diversidad existente en todos.
____________________
Referencias
Belmonte, M. (1998). Atención a la diversidad. Bilbao, España: Ediciones mensajero.
De Roux, R. (1997). Elogio de la incertidumbre. Bogotá, Colombia: Nueva América.
Semana. (25 de abril de 2018). Las tecnologías que están creando la generación más multilingüe de la historia. Revista Semana. Recuperado de: https://www.semana.com/educacion/articulo/las-tecnologias-que-estan-creando-la-generacion-mas-multilingue-de-la-historia/564504
Vergara, M. (2010). Desarrollo humano y diversidad cultural. Recuperado de: http://www.redposgrados.org.mx/red_de_posgrados_en_educacion/publicaciones/desarrollo_humano_y_diversidad_cultural.pdf