24 de julio de 2017
El Valor de la Interacción
Es muy común escuchar la frase “los maestros tienen unas prácticas maravillosas, pero no tienen el hábito de la sistematización”, comentario que he oído a través de mi carrera docente en los diferentes escenarios educativos, razón por la cual me motivé a compartir la experiencia de este curso de ECDF; su inicio, el proceso vivido y el resultado final, partiendo de mis reflexiones y lo que considero puede ser valioso para otros.
Autor: Francia Lozano Marulanda 1
Es muy común escuchar la frase “los maestros tienen unas prácticas maravillosas, pero no tienen el hábito de la sistematización”, comentario que he oído a través de mi carrera docente en los diferentes escenarios educativos, razón por la cual me motivé a compartir la experiencia de este curso de ECDF; su inicio, el proceso vivido y el resultado final, partiendo de mis reflexiones y lo que considero puede ser valioso para otros.
En primer lugar, al llegar al curso me sentía molesta, como lo estaban la gran mayoría de mis compañeros; había un sentir general de injustica por tener que estar allí, en mi caso, la ausencia de sonido en el video me hacía pensar que el resultado estaba alejado de mi realidad y desconocía mis habilidades como docente. En la primera reflexión sobre mis resultados, me dediqué a quejarme, sin hacer un análisis serio de ellos. Solo cuando se dio inicio a los módulos de Praxis pedagógica y contexto, empecé a reflexionar sobre mi práctica pedagógica. Los diferentes insumos y las conversaciones que se gestaron en cada clase me llevaron a comprender que debo hacer un alto en mi camino y revisar mi praxis; cada texto leído y actividad me condujeron por el hermoso camino de la interacción como estrategia metodológica.
El alumnado se convierte en el centro de la actividad y el profesorado ayuda y facilita el proceso. Asimismo, los métodos interactivos se optimizan si en su puesta en práctica se fomenta la cooperación, puesto que la interacción que entonces se produce entre los mismos estudiantes y entre estos y el profesorado facilita el aprendizaje” (Quinquer, 2004, p. 4)
Aunque esta teoría parece muy común, en realidad no es tan indudable. Para mí fue muy difícil reconocer que esto no sucedía en mis clases, que mi ejercicio profesional estaba basado en la clase magistral y que de manera arbitraria pedía a mis estudiantes estar atentos toda la hora a mis explicaciones, creando altos niveles de estrés tanto para ellos como para mí y generando no muy buenos resultados a nivel evaluativo.
Una vez elaborado este análisis, me puse manos a la obra. En primer lugar, realice una reflexión con mis estudiantes acerca de la manera como ellos me veían, mis fortalezas y aspectos a mejorar asimismo como los métodos que les gustaría que se utilizaran para abordar los temas del siguiente periodo Estos aportes, sumados a lo teórico, generan el plan de acción donde se pone en evidencia la contribución y construcción colectiva, entre los aspectos más significativos están:
La inclusión de los aportes y opiniones de los estudiantes, generados por
el dialogo sincero y fraterno.
La planeación de la unidad didáctica con nuevos aspectos tales como:
o El PEI de la institución que lejos de ser un obstáculo para la formación del estudiante es un apoyo.
o La inclusión de la interacción como estrategia metodológica con diversas actividades .
o Explicación de los objetivos, metodologías y criterios de evaluación de la clase.
Preguntas problematizadoras para el proyecto de aula.
Preguntas orientadoras y aclaratorias durante las clases.
Mapas conceptuales por parte de la maestra y los estudiantes.
Video acerca del tema (Conflictos en el mundo actual).
Trabajo en grupos para socializar su tarea de consulta y preparar la
exposición de acuerdo al tema de su interés.
Puesta en común de las matrices realizadas con base en la información
que traían de consulta.
Cierre de la clase, conclusiones y motivación para la siguiente jornada.
La evaluación formativa clase a clase.
Este proceso me permitió concluir que, generalmente, nos consideramos materia terminada y que nuestras prácticas no requieren de ninguna intervención, que a pesar de estar en el siglo XXI y la era de la tecnología, somos docentes tradicionales y le tenemos pereza o miedo al uso de nuevas tecnologías.
Asimismo consideramos que llevar talleres o preguntarles a los chicos en clase es interacción y nada más lejano, nos gusta mantener el dominio de la clase y nos cuesta dejar en manos de ellos el aprendizaje, los subestimamos y no reconocemos su riqueza cultural, social e intelectual.
Otro gran hallazgo que encontré fue lo valiosa que es la interacción como estrategia con los estudiantes, la disminución de estrés tanto para ellos como para mí, la mejoría del clima escolar, la relación maestro- alumno deja de ser tensionante y los alumnos generan mayor interés por la clase.
Finalmente, pienso que es posible suscitar nuevas dinámicas en el aula, solo debemos estar dispuestos y prestos a adaptarnos a las nuevas realidades pedagógicas y socio-culturales de nuestros estudiantes. Esto nos origina un esfuerzo extra, pero en mi opinión, vale la pena cada acción que se realice en pro de la formación de nuestros educandos.
1 Francia Lozano Marulanda, Licenciada en Ciencias Sociales (Universidad Distrital Francisco José de Caldas), Maestría en Docencia con énfasis en investigación (Universidad de la Salle), Diplomado Redimensión curricular por ciclos (Universidad de la Salle), Diplomado Hacia una educación sin indiferencia desde el modelo educativo samaritano (Universidad Javeriana). Docente Distrital. Amplia Experiencia y participación en las Simulaciones de Naciones Unidas (SIMONU).
Bibliografía
Quinquer, D. (2004). Estrategias metodológicas para enseñar y aprender ciencias sociales: interacción, cooperación y participación. Íber – Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, 7-22. Recuperado el 21 de junio de 2017, de https://previa.uclm.es/seminarios/sehisp/archivos_master/facal/Estrategias%20metodol%C3%B3gicas%20para%20ense%C3%B1ar%20y%20aprender%20ciencias%20sociales.pdf