13 de noviembre de 2019
Aventuras de una investigadora en educación: la recolección de los datos como un reto
Roberta Flaborea Favaro[1]
Investigar en el área de educación puede parecer sencillo. Realizar algunas entrevistas, recoger la normatividad de la institución y del país, aplicar unas pruebas ya hechas o planeadas previamente y ¡magia!: los datos “hablan por sí” y la investigación está hecha, la tesis está realizada. Sin embargo, de esta forma no se están considerando principales retos de la recolección de los datos y sus análisis, y, principalmente algo que pareciera sencillo, pero a la hora de su realización puede ser complejo: el producto final, llamado de tesis, artículo o informe de investigación. Si no existe disciplina, organización, tolerancia a la frustración, muchos de los investigadores pueden pasar por serias dificultades, y más cuando es un trabajo de investigación individual, sin un equipo que apoye. El objetivo de este breve artículo es contar algunos de los retos de mi investigación posdoctoral, realizada en el área de formación de profesores en la Facultad de Educación de la Universidad de Sao Paulo, Brasil.
Mi investigación posdoctoral tiene como objetivo principal analizar las relaciones interinstitucionales entre universidades y colegios públicos en seis micro estudios de caso, tres en Sao Paulo, Brasil, y tres en Bogotá, Colombia. Aunque estoy recolectando datos en las escuelas, mi objetivo investigativo es escuchar a los sujetos también en las universidades, dado que universidades y colegios dialogan para la formación de los futuros maestros, algo de cierta manera inédito en la literatura académica. Por lo tanto, tengo alrededor de 8 instituciones para recolectar los datos: dos universidades y seis colegios, todos de carácter público. Vale mencionar que esta investigación será realizada en un año. ¡Gran reto!
Solo por el hecho de plantear la investigación en dos países distintos, ya implica una organización específica. ¿Cuáles son los criterios para la escogencia de estos dos países? En mi caso puede ser algo fácil: dos países latinoamericanos, los que más conozco en mi historia como investigadora, de mi interés profesional. En la misma línea, escoger dos programas que puedan ser comparables (aunque no creo que se pueda hacer comparación, sino establecer relaciones, de acuerdo a las especificidades del contexto) es otro punto que hay que pensar mucho. En Brasil, la formación de educadores para las escuelas básicas (Ensino Fundamental 1) es distinta de la de Colombia, una vez se piensa que el saber pedagógico y didáctico debe ser general, de cierta manera, dada la heterogeneidad de la educación; a diferencia de Colombia, donde se forman profesores de manera específica, enfocando en la disciplina a ser enseñada: profesores de educación infantil, que se forman en la licenciatura en educación infantil; los profesores de la disciplina específica, como lengua castellana, ciencias naturales, etc., que se forman en las licenciaturas específicas. Al fin, fueron escogidos dos programas: la licenciatura en pedagogía y la licenciatura en psicopedagogía.
Si ubicar los programas fue un proceso largo (me demoré mes y medio en constante diálogo con mi asesora), de establecimiento de criterios y de análisis de su viabilidad, ubicar a las universidades y los colegios en los dos países, además de colaboradores que sí quieran aportar de manera no obligatoria a la ciencia, fue otro punto considerado una gran aventura. Correos electrónicos, llamadas, visitas personales a instituciones a lo largo y ancho de toda la ciudad fueron estrategias utilizadas para determinar la muestra de Sao Paulo. Claro está que lo mismo está pasando en Bogotá.
Ahora bien, es necesario pensar también en la recolección en sí, la hora de la acción. Hasta ahora, por mi experiencia como investigadora, es importante plantear más entrevistas de las que se van a realizar. Generalmente pasa que a los sujetos se les olvida la entrevista, o no logran llegar por un trancón o paro en la ciudad, por ejemplo; también hay algunos sujetos que sí apartan la cita, pero que de hecho no es su prioridad o se arrepienten de hacerla. En fin, una infinidad de situaciones pueden pasar y está bien que pasen. Es deber del investigador respetar las razones por las cuales los sujetos no quieran colaborar para la investigación y no es algo con el investigador de manera personal. Y está bien. Debemos admitir que exponer las ideas a una persona que poco se conoce es algo complicado. Y si esto pasa en la maestría, imagínense lo que pasa cuando menciono que soy posdoctoranda y el imaginario frente a esta palabra. Me imagino que muchos piensen que les voy a juzgar, sacar los datos y no retornar al nicho investigativo, entre muchos otros pensamientos. Y está bien. Tengo que respetar este imaginario, ser empática con los sujetos, pero al tiempo desmitificar esta idea y mostrar que sí puedo ayudar a construir conocimiento para los contextos investigados y para la educación de manera general. Ahora, si esto ocurre conmigo, seguro pasa con la gran mayoría de los investigadores. Para llegar al artículo o la tesis finalizados hay que pasar por todo un proceso de formación del propio investigador. Tener la valentía para pasar por todas estas situaciones, con sus aciertos y errores, sin que el investigador se frustre y abandone la investigación, es el punto principal.
Para finalizar, dejo la siguiente reflexión: una vez pregunté a un compañero que estaba realizando su doctorado cuanto faltaba para finalizar su proceso. Me respondió que faltaba “la tesis”. Es importante pensar que desde el inicio de cualquier proceso de investigación en la maestría, doctorado, posdoctorado y cualquier investigación, el investigador tiene que tener la meta muy clara: ¿a dónde quiero llegar? Es así que la disciplina, la organización y la sistematización, la frustración al error y el constante repensar la pregunta de investigación son los ejes principales de la formación del investigador. Cuando el investigador se queda dos horas esperando a ser atendido para hacer la entrevista, aunque puede ser incómodo, apenas sale con esta realizada va a ser una gran felicidad y un sentimiento de: ¡lo logré! Así son los pequeños pasos del hacer ciencia. Ahí voy yo… y usted, lector, ¿cómo va su proceso?
[1] Docente-investigadora Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Externado de Colombia.