24 de julio de 2017
Contexto: Amigo o Enemigo
En este ir y venir de planear clases, de adaptar los saberes a enseñar y de emplear distintos materiales, se encuentran los docentes cada vez más inmersos tratando de cumplir con lo que los estándares, lineamientos y/o derechos básicos de aprendizaje solicitan, teniendo en cuenta el contexto de los estudiantes y sus necesidades principales.
Diana Marcela Rivera Pérez
¿Y de mi práctica pedagógica qué?, es el interrogante que muchos docentes se hacen día a día, con el fin de analizar qué aspectos han sido buenos durante la jornada laboral y qué aspectos pueden mejorar o simplemente cambiar para que la clase fluya de una manera diferente. Este y otros interrogantes surgen desde el momento en que se debe decidir si la actividad será en grupos o individual y cuáles son sus causas y efectos. En este ir y venir de planear clases, de adaptar los saberes a enseñar y de emplear distintos materiales, se encuentran los docentes cada vez más inmersos tratando de cumplir con lo que los estándares, lineamientos y/o derechos básicos de aprendizaje solicitan, teniendo en cuenta el contexto de los estudiantes y sus necesidades principales.
Contexto, contexto y más contexto. Es sabido por todos que dentro de las políticas educativas siempre se busca que la educación sea contextualizada, sin embargo, cuando se elaboran las evaluaciones externas o nacionales no se tiene en cuenta el contexto del estudiante, a pesar de esto, los docentes hacen el máximo esfuerzo para incluir el contexto dentro de su práctica educativa, ¿cómo lo hacen?, esta es la pregunta que podría surgir después de hablar con muchos de ellos y la respuesta está en la estrategia; si bien es cierto que algunos temas o contenidos no son fáciles o posibles de trabajar en contexto, el tipo de estrategia o la forma en que se lleva a cabo la práctica sí lo puede contener, es decir, no necesariamente lo que se debe contextualizar es el tema en si, sino que se puede pensar en la estrategia que se va a emplear (trabajos colaborativos, individuales, de indagación, de experimentación,etc).
Esto de contextualizar se agudiza más en unas áreas que en otras. En matemáticas, por ejemplo, debido a que hay estándares que usan temáticas intangibles o muy irracionales. Sin embargo, hoy en día es difícil creer que los estudiantes aún crean que las matemáticas son el “coco” teniendo a la mano todas las ayudas audiovisuales y tecnológicas y de hecho, teniendo el mismo entorno del lado del maestro, porque si bien es cierto que el contexto en ocasiones es deprimente para un agente externo, para los estudiantes es su cotidianidad y es de lo que viven, lo que les apasiona e incluso, lo que aman y por tal razón debe verse siempre como un aliado y no como un enemigo. Es importante aclarar que los estudiantes trabajan mejor cuando lo que se les presenta tiene una relación directa con su propio entorno pues sienten propia la matemática y no como un ente superior e inalcanzable.
De acuerdo con lo anterior, se puede decir que el uso del contexto depende directamente del docente, aún así es importante que no se quede solo en el contexto del estudiante, sino que trate de traer su propio contexto, de esta forma hará que el estudiante pueda cambiar su perspectiva y pueda generar una idea de cambio de su propio entorno para hacerlo mejor de lo que ya puede ser. A pesar de que muchas veces el entorno no está directamente relacionado con el tema que está indicado en el currículo, sí es importante buscar la opción de mantenerlo en clase como una herramienta más para mejorar la práctica educativa.
Por último, se puede decir que la idea de contexto no es más que un paradigma (bueno o malo) que puede tener un docente en torno a su proceso de enseñanza pero que influye directamente en el proceso de aprendizaje del estudiante. De esta forma, es el docente quien puede definir qué influencia y qué poder le va a dar al contexto en el que se desenvuelve, será él quien defina si el contexto será su amigo o su enemigo.