Ciencias de la Educación

26 de abril de 2021

DORMIR BIEN PARA ESTUDIAR MEJOR

Daniel Rueda Gómez

Dormir es el acto más sencillo y efectivo que tenemos los humanos para recargar nuestro cuerpo y nuestra mente día tras día. Hace parte de nuestras vidas, inclusive, una parte considerable de ella la pasamos durmiendo. Dormir bien tiene un impacto directo en nuestra energía, en nuestra atención y, también, en nuestro aprendizaje. Por esto, debe llamar la atención de nosotros como educadores y no debería ser un tema que pase a la ligera si queremos formar estudiantes, más inteligentes y saludables. Aun así, las instituciones educativas, desde jardines hasta universidades, no parecen preocuparse por la cantidad y calidad del sueño de sus estudiantes o en entregarles herramientas que les permitan mejorar su hábito.

Llama la atención que las instituciones educativas enseñen tantos temas que tienen relación directa con nuestras vidas. Como debe ser.  Sin embargo, no se gasta tiempo en una actividad diaria que requiere de un saber y de un conocimiento, como es el hecho de dormir bien. En efecto, se nos enseñan muchas cosas, un sinfín conocimientos en diferentes disciplinas, competencias y habilidades, educación física, educación sexual, manejo de nuestras emociones, etc; pero poco o nada se nos instruye acerca de la importancia que tiene en nuestras vidas dormir bien.

Puede resultar un tema evidente o demasiado obvio para muchas instituciones y, quizás, por ello no se le presta la atención que merece. Pese a ello, es indudable que los estudios recientes de carácter científico han demostrado el impacto que tiene el sueño en el aprendizaje de los estudiantes y en el bienestar de los ciudadanos. No sólo esto, dormir bien tiene repercusiones en la salud mental de las personas y actualmente es un tema de salud pública en muchos países. Si bien, ahora enfrentamos una pandemia desatada por el COVID-19, declarada por la Organización Mundial para la Salud, esta misma organización declaró hace algunos años la falta de sueño en algunos países del primer mundo como epidemia global de salud, tras los hallazgos de horas de sueño de adultos en: Estados Unidos, Reino Unido y Japón.

El sueño enriquece funciones fundamentales en el aprendizaje de cualquier persona, se evidencia en la memoria, en retener conocimientos y en fomentar la creatividad, aspectos fundamentales de cualquier proceso educativo.  Los hallazgos demuestran que su importancia no se limita a la relación entre el sueño y la salud, también abarca otras conexiones como el sueño y el aprendizaje.

Recientemente, se han publicado libros y literatura científica que debería resultar obligatoria para los educadores si queremos lograr mejores desempeños de nuestros estudiantes, pues el hábito de estudiar bien, implica, el hábito de dormir bien. De la extensa literatura sobre la materia, recomiendo los libros “Por qué dormimos” de Matthew Walker, doctor en Neurofisiología de la Universidad de Newcastle y director del Centro para humanos en ciencias del sueño de la Universidad de Berkley, y “La revolución del sueño” de Arianna Huffington. Son verdaderos insumos para docentes y directivos del sector educativo, por su rigor científico, pero a la vez por la simplicidad en la explicación de los conceptos.  De estos libros extraje algunos datos y opiniones de este escrito. Reconozco que los leí primero por mero interés pero su contundencia superó mi expectativa y llamó mi atención para su aplicación a nivel educativo,

Es un tema que no debe ser ignorado y deben existir voces que presionen para que la educación de nuestros niños/as, jóvenes y adultos lo incluya en sus currículos. Para fomentar este tema, me remitiré a los siguientes puntos que la evidencia destaca acerca de los beneficios que trae el hecho de dormir bien y que se ven reflejados en la educación:

  • Acerca de la inteligencia y las creaciones: Dormir bien fortalece funciones cognitivas como el aprendizaje, la memorización y la toma de mejores decisiones. También, cuando dormimos nuestro cerebro continúa trabajando en pro de nuestro conocimiento e inspirando nuestra creatividad. Algunas de las mejores ideas, proyectos y canciones han llegado a la mente de sus autores tras despertar de un sueño. Un pequeño ejemplo de ello es la historia detrás de la canción “Yesterday”, compuesta por Paul McCartney, líder de la banda The Beatles. Su melodía llegó a su mente tras un sueño y en la actualidad es considerada una de las más populares en la historia de la música.

 

  • Acerca del aprendizaje: Dormir de manera profunda y durante un tiempo adecuado (más de seis o siete horas) resulta muy importante para nuestro aprendizaje y para nuestra memoria, donde la atención juega un rol fundamental. Por ejemplo, dormir antes de estudiar refresca nuestra habilidad de almacenar nuevas memorias que adquirimos y absorbemos cuando estamos despiertos. En cuanto la atención, los especialistas en la materia concluyen que la premisa es simple: si se duerme bien, tendrá mejores niveles de energía y su atención será mejor. Al respecto, vale mencionar que las memorias dependen de la atención, de manera que la memorización sin un sueño óptimo, resulta débil y fácil de evaporarse para nuestro cerebro que es tan selectivo y requiere de altas dosis de energía para captar memorias que considera significativas.

 

Todas las personas contamos con una energía limitada que se encuentra condicionada, en gran medida, por nuestro ritmo circadiano, determinado por las horas que dormimos y que estamos despiertos. Todos percibimos en nuestros cuerpos la presencia química de la melatonina o la adenosina, a las cuales podemos afectar o beneficiar por hábitos como el consumo de café, de sustancias estimulantes, o por el efecto por el uso de pantallas y su luz, un tema tan presente en los niños/as y que han empezado a mostrar afectaciones en su sueño. Sin duda, valdría la pena que fuéramos muchísimo más conscientes del funcionamiento de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro mediante hábitos que pueden fortalecerlos o debilitarlos como dormir o comer y que merece la atención de padres y madres de familia, pero también de nosotros como educadores.

Sólo me límite a mencionar algunos beneficios que supone dormir bien con relación al aprendizaje. Sin embargo, son múltiples los beneficios adicionales que se han evidenciado y que deberíamos tener en cuenta a la hora de educar. En consecuencia, merece la pena prestar la atención a este asunto y fomentar en nuestros estudiantes y en nosotros mismos buenos hábitos de sueño porque una persona que duerma será un mejor estudiante, con mejor salud y más saludable. Algunos países ya estudian el sueño de un modo científico, de manera que vale la pena incorporar este tema en la educación, bien sea brindando charlas, talleres, seminarios, cursos, o algún tipo de formación a nuestros estudiantes para que desde muy pequeños entiendan la importancia que significa para sus vidas el hecho de dormir bien.

Felices sueños!

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REFERENCIAS

  • Walker, M .(2017) “Why we sleep. Unlocking the power of sleep and dreams”. Scribner
  • Huffington, A. (2017). “Sleep revolution”. Penguin Random House