Ciencias de la Educación

22 de octubre de 2024

El capital en la era del Antropoceno. Reflexiones desde el Énfasis en Liderazgos y Ecosistemas Educativos

Sandra Milena Díaz López, Nubia Ramírez Rodríguez y Sorangela Miranda Beltrán.

Docentes Investigadoras

Maestría en Educación. Énfasis en Liderazgo y Ecosistemas Educativos

En el marco de la comprensión del ecosistema educativo como una red de actores y escenarios que generan interacciones dentro y fuera del aula y que, desde la perspectiva biológica, se incorpora al campo de la educación, vale la pena cuestionarse sobre los factores que podrían incidir para que estas interacciones contribuyan al mejoramiento del sistema. Esta cualificación se cimenta en una apuesta por lograr mayores niveles de pertinencia y equidad, y en función de ello la construcción “una infraestructura social sostenible” (Saito, 2022, p. 69), en la que se promuevan relaciones más armónicas entre los aspectos de orden tecnológico, económico, medioambiental, cultural, político, entre otros.

Al referir la sostenibilidad de un sistema en educación se hace alusión a las comprensiones sobre el desarrollo integral de los estudiantes en la diversidad de los entornos educativos en el marco de la inclusión, la equidad y el enfoque de deberes y derechos que debe caracterizar las relaciones sociales y particularmente la interacción de los seres humanos con el medio ambiente. Desde esta perspectiva, la apuesta fundamental es entender los procesos de formación no sólo como un ejercicio abarcador de conocimientos académicos sino también, como un escenario de promoción de competencias para el desempeño en diferentes ámbitos (Perrenoud, 2001), que comprenden dimensiones socioemocionales, la responsabilidad social, la conciencia ciudadana y el ejercicio de la ética.

En este escenario, la educación sigue constituyéndose en uno de los pilares para el crecimiento y sostenibilidad de las sociedades, de modo que, tanto en los procesos pedagógicos como en las propuestas curriculares, deben focalizarse al análisis crítico y la reflexión sobre las formas de organización social y económica, con el fin de generar alternativas de transformación que trasciendan las prácticas dominantes que privilegian el crecimiento económico sobre el desarrollo social y humano. En este punto, se plantea una perspectiva holística de la educación en el marco de un sistema favorecedor del pensamiento crítico, la responsabilidad con el medio ambiente y el fomento prácticas que lleven a resolver los problemas de la humanidad, liberen la imaginación para las transformaciones que el mundo necesita y frenen la inminente autodestrucción del hombre y sus entornos (Saito, 2022).

Superar los imaginarios predominantes respecto al lugar de la educación ligada a la cultura del consumo, el abaratamiento del potencial humano y la desvalorización de los recursos naturales, requiere conciencia respecto a la situación real en la que el mundo se encuentra (Saito, 2022), con miras a   transitar por terrenos que puedan viabilizar contextos de oportunidades, esperanza y comprensiones frente a los límites que como humanidad se debe tener; lo cual implica romper las barreras del capitalismo y superar las fuerzas hegemónicas, desde las cuales se ha querido utilizar lo educativo como instrumento de control.

Hace falta creer y trabajar conjuntamente en procesos de formación que liberen el pensamiento crítico frente a la mejora social descentrada del abismo del modelo de capital, para empezar a pensar en la formación de líderes y lideresas apropiados de las comprensiones sobre las necesidades y problemáticas mundiales para promover visiones, valores y enfoques que generen los cambios necesarios para romper las cadenas de las ideologías imperantes.

Este tipo de liderazgos debe propender por unos conocimientos y valores base para los aprendizajes, que al estilo de Nussbaum (2005), invitan a considerar el cultivo de la humanidad, reconociendo las emociones y apelando a la justicia social en lo que ella denomina “el enfoque de capacidades”, una teoría que proporciona elementos relevantes para comprender la vida humana en plenitud y dignidad. Desde esta perspectiva, los liderazgos se constituyen en esenciales para comprender el mundo en el diálogo, en la mirada propia y de los otros, reconociendo el componente emocional y emitiendo juicios de manera responsable, para proveer nuevas ideas que den apertura a caminos de cambios,  en los que la mentalidad por mejorar estén de la mano con la cultura para La paz, la conciencia ecológica, la toma de decisiones responsables, las soluciones creativas y éticas, para movilizar la ciudadanía inteligente en el saber científico, el cuestionamiento permanente (Nussbaum, 2005),  y la imaginación para cambiar el sistema arraigado en el terreno superficial de las dinámicas de mercado (Saito, 2022).

En este sentido, la gestión y liderazgo de los ecosistemas educativos debe propender por un mayor equilibrio entre el núcleo y la periferia de modo que el desarrollo social sea una garantía para todos; en otras palabras y desde una perspectiva educativa, es importante apuntar al desarrollo de políticas y propuestas pedagógicas que, más allá de privilegiar la efectividad y el alcance de resultados, consideren el desarrollo integral del individuo en el marco de una calidad educativa planteada “no solo como un desafío técnico, legal, político o administrativo, sino como un desafío ético y cultural” (Moratalla, 2002, p. 5).

Por tanto, la investigación desde el énfasis debe prestar atención a marcos conceptuales que permitan interpretar los tiempos que se viven, tomando distancia de objetos de estudio que estén de “moda” en el contexto investigativo. Esto hace necesario iniciar nuevos rumbos que fortalezcan prácticas de cambio resistentes a las nuevas formas de explotación del capitalismo, aquellas que en palabras de Han (2020) han conducido a la disolución de las realidades y en esencia del ser humano.

Este es un llamado que, debe ser permanente y  asociado al desarrollo humano en el sentido de gestionar oportunidades deliberadas para la construcción de una cultura para la vida  que potencie en los actores educativos la búsqueda de respuestas a problemas que se presentan en los contextos de sus prácticas, lo que convoca a  expresar sus propias ideas sobre posibles soluciones, aprovechando las oportunidades que los ambientes generadores de información y las diferentes alternativas de aprendizaje puedan brindar, en función  de explorar, investigar y comprender los procesos que dinamizan las relaciones entre situaciones, acciones y actores en dichos contextos.

Estos planteamientos contribuyen a que, los propósitos desde la gestión y el liderazgo se orienten a cambios profundos en la concepción de un sistema educativo, haciéndolo sostenible con la base de unas instituciones abiertas, con diversidad de escenarios para cumplir su función educadora y cultura. Desde esta perspectiva el sistema podrá, responder a la responsabilidad histórica que tiene con el país y con las comunidades con respecto a problemas globales que atentan contra la sobrevivencia de la humanidad, sobre todo en lo que tiene que ver con la crisis climática y los efectos en las poblaciones que comprenden en “sur global” (Saito, 2022) y que históricamente han venido siendo afectadas por los países que de forma avasalladora se han beneficiado de los recursos que explotan, destruyendo sin límite los entornos que colonizan.

Los efectos del cambio climático producen inequidades en sectores con menos recursos para adaptarse y enfrentar los cambios, lo que acarrea consecuencias en la salud mental y física, la seguridad alimentaria, el acceso a los servicios básicos y los saberes ancestrales, ampliando las desigualdades intergeneracionales y otras brechas. Asumir que las soluciones a los grandes problemas humanos y sociales, como la crisis climática, la aniquilación de todas las formas de vida, los impactos de los modelos económicos y la pérdida del sentido de lo humano, es una cuestión de conciencia crítica y acciones rápidas y contundentes, se constituye en un gran desafío para la humanidad. Las problemáticas del mundo son una cuestión de derechos humanos; entender que sus efectos atentan contra la dignidad de las personas conlleva pérdidas irreparables en estilos y formas de vida, lenguas y culturas. La tarea es clara y las razones son más que contundentes. La educación es el camino hacia la liberación y la auténtica transformación, que puede comenzar en los ecosistemas educativos y en el lugar que se les da a los liderazgos para construir un mundo posible, habitable, humano y reconciliado con la naturaleza y la vida.

Referencias

Han, B-C. (2018). Buen entretenimiento. Herder.

Moratalla, A. (2002). Calidad educativa y justicia social. Imprenta SM. Madrid.

Nussbaum, M. (2005). El cultivo de la humanidad. Una defensa clásica de la reforma en la educación liberal (Trad. J. Pailaya). Paidós.

Perrenoud, F. (2001). La formación de los docentes en el siglo XXI. Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación. Universidad de Ginebra.

Saito, K. (2022). El capital en la era del Antropoceno. Penguin Random House Grupo Editorial.