Ciencias de la Educación

19 de agosto de 2021

El cuento como recurso educativo en la educación infantil

Ana María Montero Ramírez[1]

La lectura se puede ejemplificar como una superficie en la que los sujetos pueden estar amenos y tranquilos mediante los juegos, palabras, tipo de lenguaje, creatividad, imaginación y fantasía. Estos factores juegan un papel fundamental en el ejercicio lector en la educación infantil. Todas estas posibilidades que se generan en los ejercicios de lectura producen distintos tipos de asociaciones en los niños y las niñas cuando están inmersos en los ambientes lectores. Dichas asociaciones trabajan en conjunto para que los niños puedan confrontar sus propias historias de vidas, experiencias y vivencias con los relatos que se narran.

El primer recurso literario con el que los niños y las niñas se familiarizan es con el cuento infantil. En este sentido, este tipo de texto cobra un gran protagonismo en la experiencia lectora en esta población y depende del adulto que acompaña al niño/a si se generan o no estos primeros hábitos literarios. Tal y como lo afirma Cerrillo (2015),

el mundo de la LIJ (Literatura Infantil y Juvenil) es, al menos en parte, una consecuencia de la fascinación que el niño ejerce sobre el adulto (…) durante cientos y cientos de años, los adultos han contado a los niños relatos que expresan los conflictos del alma infantil, sin eludir la maldad, la fealdad o el miedo, porque también forman parte de su mundo. (p. 15)

Es decir, que dentro de esta experiencia lectora se juega una triada entre el adulto, el niño y el cuento infantil, ya que el adulto es quién sumerge al niño dentro del mundo literario por medio de la lectura y narrativa del texto y el cuento infantil es el medio que se utiliza para construir las primeras experiencias literarias en los niños.

Sartó (2000), por su parte, señala que hay una serie de factores que obstaculizan el acercamiento significativo de los niños al mundo lector. Menciona que es necesario que por parte del adulto – ya sea el maestro, el padre o el cuidador – se establezca una intervención directa y sistematizada en el campo literario. Enfatiza que dentro del contexto escolar deben establecerse parámetros intencionados que logren vincular a los niños a este campo lector desde la cotidianidad que acompaña al sujeto en su vida escolar.

El autor también alude que la ausencia de valoración social positiva en torno a la lectura, la falta de afectividad en el acercamiento a ella y la desviación hacia la sistemática instrumentalización de la literatura son carencias en el desarrollo de las competencias lectoras: carencias de referentes lectores y de modelos de conductas en relación con el libro y la lectura, presencia escasa de mediadores y formación inadecuada de estos junto con “la prevalencia de actuaciones puntuales y anecdóticas frente a planes articulados con objetivos, recursos, acciones […] que garanticen la continuidad y coherencia de las actuaciones” (p. 265).

Teniendo en cuenta que el lenguaje cobija múltiples representaciones en los sujetos, desde el contexto colombiano podemos encontrar que la identidad cultural en la infancia se construye a partir de cuentos, canciones, rondas, relatos, coplas, cuentos corporales, juegos de palabras y leyendas que pertenecen a la herencia cultural del país. Éstas se enlazan con la literatura infantil tradicional y contemporánea para constituir un cúmulo variado y armónico en el cual se generan otras maneras de asumir el lenguaje y es posible contar con la intervención desde “la primera infancia, la interculturalidad y del diálogo de saberes para construir, en ese diálogo, la propia identidad” (Documento cer0 a 5iempre, 2013, p. 30).

Atendiendo a estas consideraciones, nos sumamos a la voz de Colomer (2010) cuando afirma que la selección de libros en la biblioteca a la que tiene alcance los niños deberá ofrecer un amplio abanico de experiencias lectoras de calidad para que, de esta forma, tanto la evolución psicológica como las competencias lectoras sean ricas y adecuadas a los lectores que tienen acceso directo a este material literario.

Los cuentos deben compartirse de forma abierta y relajada: los padres, maestros y adultos que rodean a los niños deben propiciar la mayor cantidad de experiencias y espacios para que los momentos de lectura se acomoden a sus cotidianidades. En este sentido, el cuento juega un papel muy importante en las experiencias lectoras e influye altamente en que las experiencias con la lectura sean significativas, ya que, por medio de éste, se despiertan sentimientos que permiten enlazar la historia personal del niño con la que se presenta en el texto.

Es de suma importancia que en la construcción literaria que se entreteje en las aulas de educación infantil se ejerza una estrecha conexión entre los cuentos y los niños que se acercan a éstos. A la anterior idea, sumamos lo que Troncoso (2016) expone con respecto a que la literatura infantil debe proporcionar momentos que posibiliten un espacio entre el sujeto infantil y el adulto.  Este encuentro permite que las obras generen una experiencia lectora significativa en la vida de los pequeños: “el momento de crear incidirá en la autenticidad que imprima a sus obras, cualquiera sea el tema y el tratamiento que decida adoptar, ya sea humorístico o serio. La niñez nunca nos deja, aun cuando hayamos olvidado mucho de ella” (p. 1).

El cuento se presta como recurso educativo en la medida en que los maestros le otorgan el verdadero valor que éste ocupa dentro de la experiencia literaria de los niños y las niñas. Es increíble que en muchas de las clases de lectoescritura ni si quiera se tenga en cuenta la lectura como un hábito que se cultiva desde el tránsito escolar que se inicia en la educación infantil. Pareciera más como si el afán por “aprender a leer y escribir” desdibujara por completo la importancia que tiene el disfrutar de una buena lectura en el aula. Estos espacios tendrán una fuerte influencia en el aprendizaje del código escrito y lector de los niños y las niñas.

 

Referencias:

Alarcón, C. (Comp.). (2013). Estrategia de Atención a la primera infancia. Fundamentos políticos, técnicos y de gestión. De cer0 a 5iempre. Imprenta Nacional

Cerrillo, P. (2015). Literatura mayor de edad. Ediciones Universidad de Castilla-La Mancha.

Colomer, T. (2010). Introducción a la literatura infantil y juvenil actual.  Síntesis.

Sartó, M. (2000). De dónde viene y a dónde va la animación a la lectura. Educación y futuro: revista de investigación aplicada y experiencias educativas, 2, 1-10.

Troncoso, X. (2016). Descubrir la literatura infantil. Revista Atenea, 514, 247-261.

[1]Mágister en Didáctica de la Lengua en Ed. Infantil y primaria, Universidad de la Rioja, Logroño-España. Pregrado Universidad Pedagógica Nacional.

anamamontero@gmail.com