Ciencias de la Educación

25 de noviembre de 2020

La educación virtual: el sendero de la salvación

Saida Lorena Peralta Torres

Si el año pasado por la época de los meses de mayo o junio alguien nos hubiese explicado el futuro que se avecinaba, claramente no lo hubiésemos considerado posible, porque efectivamente esta nueva realidad para muchos de nosotros es increíble, como sacada del guion de algún creativo de la industria del cine. El virus COVID-19 se ha trasfigurado frente a la realidad social en uno de los efectos más catastróficos para la humanidad de esta época, sin lugar a duda ha obligado a cada individuo a reinventar sus modos de supervivencia, por lo que nos hemos convertido en principales testigos de las carencias y la vez del afán de los gobiernos por sobrellevar estas circunstancias a un panorama que se desligue de esas proximidades temerarias a las que nos proyectan las cifras de cada día.

La educación, como todos los ejes trasversales de desarrollo individual y social, no ha sido ajena a las digresiones que se manifiestan en garantía del derecho a esta y de la prestación del servicio. La organización de los recursos y las disposiciones políticas de los Estados para afrontar estas emergencias demostraron que los países en subdesarrollo carecen de intervenciones metodológicas para atender las necesidades de cada uno de los sectores en el contexto educativo, según la ONU (2020):

A partir del inicio de la pandemia, al menos un tercio de los estudiantes del mundo se han visto privados, de alguna forma, del aprendizaje. El cierre de escuelas afecta actualmente a cerca de 500 millones de estudiantes. El grupo más marginado -al menos 11 millones de niñas- corre un alto riesgo de no volver nunca más a la escuela (parr-2)

A nivel mundial han sido innumerables los esfuerzos y los mecanismos implementados para contribuir a minimizar aspectos como la deserción escolar, el apoyo y acompañamiento a las comunidades de padres de familia, al cuerpo directivo y docente, lo que ha representado la urgente  vinculación de la innovación como herramienta fundamental para adecuar nuevos procesos formativos, es así, como el movimiento virtual o remoto se tomó el ejercicio educativo y obligó a sus colaboradores a transformar la cotidianidad en la que veníamos inmersos en una oportunidad de orientar conocimientos desde otras perspectivas.

En Colombia, como lo muestran los medios de comunicación, desafortunadamente carecemos de sentido común para asumir las orientaciones de carácter social quizás por la idiosincrasia en la que nos educaron, donde la enseñanza para ser el más “vivo” se constituye en el pan de cada día, casi como una apología a una corrupción implícita, de la que nos convertimos en sus más álgidos verdugos y protectores, pero que repudiamos públicamente para evitar desavenencias con el colectivo. Esa corrupción en la que se basa la hegemonía del individualismo sobre el colectivo, como Giges del relato de Platón, que cuando se encuentra con el anillo del gigante no se imagina las múltiples posibilidades que le brindará ese artefacto, pero él sin temor alguno se arriesga y descubre sus más bajos anhelos.

Hoy tenemos algo similar con Giges, en un país donde las desigualdades están a la orden del día, donde el principio de supervivencia individual prima sobre el colectivo, donde niños de sectores populares, como el ubicado en Soacha Cundinamarca llamado “La Isla” (famoso porque allí se filmaron escenas de una película) viven inmersos en los rezagos y vestigios de la violencia, donde la muerte fría y desgarradora dejó de ser novedad para convertirse en la noticia cotidiana, sí, ese lugar donde cada padre de familia lucha para conseguir un sustento, o conseguir un apoyo del Estado, subsiste con carentes conocimientos escolares, se arma, con su celular o el de un familiar, cuya cámara con baja resolución fotográfica, se convierte en la herramienta principal, para dar cumplimiento a las asignaciones escolares de sus cinco, cuatro o tres hijos.

Esa realidad, manifiesta y por qué no algo descarada, que se esconde en las montañas del municipio, esas mismas que guardan en la penumbra de la noche o en compañía de los rayos de sol, esos secretos que se ocultan en la realidad de los hogares y las calles,  que alejan de la inocencia, la dignidad y del respeto a nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes y los obliga a convertirse en “adultos cómplices” de eso que calla el Estado y lo determina en cifras para mostrar en sus informes.

Desconocer que las zonas marginadas de los estados son las más afectadas con este tipo de situaciones, muchas veces parte del poco reconocimiento de las experiencias educativas por parte de los gobernantes y paradójicamente son ellos quienes toman las decisiones frente al aspecto educativo. En consecuencia, la conectividad, los medios y métodos informativos para incursionar en entornos virtuales por parte de cada uno de los actores, refleja el principal motivo de los desafortunados resultados en los informes presentados por las entidades competentes. Los planes, programas y proyectos tuvieron que ser modificados en apoyo a efectuar las premisas educativas propuestas.

En primer lugar,  el docente, se vio forzado a cambiar su actuar pedagógico e incursionar a las buenas o a las no tan buenas, en nuevas estrategias formativas, porque la pantalla de un computador se convirtió en un lazo comunicativo con la población de estudiantes y padres de familia, no es un secreto que hace falta la adaptación de espacios formativos para aquellos docentes no digitales que hacen su mayor esfuerzo por salvar lo poco del principio pedagógico que queda por estos tiempos, pero también es necesario sensibilizar a la comunidad frente a problemáticas comunes, que inciden de forma directa en los aprendizajes de los estudiantes.

Por otra parte, se hizo evidente la necesidad de alfabetizar a los padres de familia en cuanto al uso de las nuevas tecnologías puesto que ellos se convirtieron en los principales mediadores del aprendizaje, todo desde sus posibilidades económicas, cognitivas y sociales, por eso, si en ellos sus bases conceptuales son mínimas, así lo serán los resultados de aprendizaje en los estudiantes, aspectos como el seguimiento de instrucciones, los procesos de comprensión de lectura, desarrollo de actividades de razonamiento u espaciales se convertieron en foco de desmotivación y una causa de deserción.

Ahora, respecto al papel del estudiante, no se debe desconocer que es una situación complicada para él comprender el entorno en el que debe vivir, alejado de esa construcción social a la que vincularse en un futuro puede generar confusión, lo que demuestra que las acciones formativas deben repensarse en el marco del desarrollo psicosocial, para que a partir de procesos de fortalecimiento pueda clarificar sus propósito de aprendizaje, en cuanto a potenciar las destrezas y las habilidades, permitiéndose el reconocimiento como ser-sentipensante.

De la misma forma, los contenidos curriculares exigen una variación conceptual, con el objetivo real de educar para la vida. Desde las dimensiones propias, las habilidades comunicativas, como eje trasversal, están en este momento relegadas al olvido pues los contenidos segmentados se configuran en elementos indispensables de las actuales acciones formativas, los procesos de autoconocimiento y auto-reflexión orientados a partir de preguntas que se responden con dibujos en este momento pueden no ser la herramienta para fortalecer las personalidades, se necesita un trabajo fuerte de motivación; la empatía ya no es importante, a pesar de las campañas publicitarias; la educación financiera es un tema exclusivo del adulto y el empoderamiento de los estudiantes se convirtió en una asignatura de relleno.

Finalmente, frente a la educación virtual durante la pandemia y el aprendizaje de los estudiantes, no hay que negar que la situación nos deja en un limbo emocional, discrepante e incierto, pero que se convierte en motivo de empoderamiento para cada docente apasionado por lo que hace, por lo que se propone y por lo que logra. Por ello, quiero resaltar la labor de ese docente que no pierde la fe, que se llena de lágrimas y frustración al ver esa realidad tan absurda en la que tienen que vivir sus estudiantes, que busca en cada una de sus pertenencias un medio de enseñanza, ese que lee hasta entradas horas de las madrugadas, que repite una y mil veces ese avatar para enseñarle a sus estudiantes a sumar, a leer y a escribir, ese que quisiera ingresar por esa pantalla del computador para entrar en cada hogar, y así explicar de una mejor manera, ese docente que se llena de angustia por el desasosiego del trabajo bajo presión, ese docente que se transmuta en un número más de un dato estadístico, que para unos es responsable del conflicto social y para otros es la luz en un camino lleno de oscuridad.

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Referencias

Conexión Capital. Alcaldía de Soacha entregó 1000 tabletas a los estudiantes para sus estudios. Reportaje. https://conexioncapital.co/alcaldia-de-soacha-entrego-1000-tabletas-a-los-estudiantes-para-sus-estudios/

Higuera, M. EL MITO DEL ANILLO DE GIGES EN LA REPÚBLICA DE PLATÓN. Artículo. Doi: 10.11144/Javeriana.uph33-67.agrp

ONU. El progreso educativo durante la COVID-19 requiere voluntad política y colaboración multilateral. Reportaje.. (Parr 2). https://news.un.org/es/story/2020/10/1482852

UNESCO. Ministerio de Educación de Chile y la UNESCO convocan grupo de trabajo para apoyar la reapertura de escuelas. Artículo. https://es.unesco.org/news/mineduc-chile-y-unesco-convocan-grupo-trabajo-apoyar-reapertura-escuelas