Ciencias de la Educación

26 de octubre de 2019

Las cartas que cuentan historia

Andrés Mauricio Vásquez Restrepo

Cuando comencé con mi trabajo como docente, observaba que los estudiantes tenían cierta pereza o apatía frente a la clase de Ciencias Sociales. Esto fue lo que me hizo pensar en  qué actividades me podrían servir para que los estudiantes se motivaran y trabajaran con agrado en la clase. Lo que buscaba era que su trabajo no lo hicieran simplemente por compromiso. De esta manera, basándome en una actividad que realicé cuando estaba en la universidad que consistía en escribir una carta personificando algún actor de un hecho histórico importante, retomé esta idea para llevarla a cabo con los estudiantes. Inicialmente, en esta actividad  se le pedía a los educandos que narraran lo que estaban viviendo, pero situándose en el momento histórico que se estaba estudiando en clase.

Durante el desarrollo de la clase de sociales del grado noveno del Liceo Navarra, mientras estudiábamos la Primera Guerra Mundial, apliqué la actividad trabajada en la universidad  y le pedí a los estudiantes que escribieran una carta. En esa carta ellos debían interpretar un personaje que hubiera vivido durante la Primera Guerra Mundial, los personajes eran parte de “los Aliados” y de “el triple entente”. La mayoría de los hombres personificaban militares y en sus cartas contaban sus historias desde los frentes de batalla mostrando la realidad que vivían en las trincheras, el acercamiento que tenían con la muerte y la tristeza que sentían al tener a su familia lejos.

En el caso de las mujeres,  la mayoría personificaban enfermeras y en sus cartas describían el horror que vivían ellas en los hospitales, o en los campamentos militares donde se vivía la otra cara de la guerra. Contaban cómo personas agonizando les pedían que nos las dejaran morir porque tenían una familia con quien compartir, una familia por la que luchar, también escribían acerca del sufrimiento por estar alejados de su familia.

La finalidad de esta actividad era ver la capacidad de imaginación que tenían los estudiantes y la manera como relacionaban todo lo aprendido en la clase con estas cartas. Con estos elementos y haciendo algunas investigaciones personales los estudiantes lograban redactar sus cartas contando todo lo que supuestamente estaban viviendo durante el desarrollo de la guerra. Después de que las escribían, se hacía una socialización, en la que cada estudiante compartía la carta que había escrito con sus compañeros a través de la lectura. Durante la socialización yo, como docente, contextualizaba a los estudiantes en el momento histórico y complementaba información aportada en cada carta. Por ejemplo, una de las cartas escritas por una enfermera alemana a su hermana que vivía en Austria decía: “es el tercer día desde que trajeron a un joven herido de gravedad. Lo trajeron de una trinchera, no sé si sepas pero las trincheras son huecos donde se esconden los soldados y tienen una barricada para disparar. Y está separado de la trinchera enemiga por algo llamado “tierra de nadie”, allí fue donde lo hirieron. Lo peor de todo es la infección con la que llegó en la pierna, esta enfermedad se ha vuelto muy frecuente en los soldados que están en las trincheras, por la humedad que se presenta allí. Los doctores por acá la llaman enefermedad de pie de trinchera. Por la fiebre delira y dice que quiere reunirse con su amada y su hijo que aún no nace. Los médicos no le dan muchas esperanzas de vida. Otro paciente herido de bala ya se recuperó y me contó el infierno que viven en el campo de batalla y las condiciones de salubridad tan malas en las que viven como por ejemplo, que tienen que cargar una caja con un hueco en donde hacen sus necesidades, esta caja se la deben llevar a todos los soldados. Lo único que los entretiene es que hacen concurso del que más piojos tenga.… Hermana cuéntame ¿como están las cosas allá?”.

Una de las cartas más memorables, que presentaron en el desarrollo de la actividad, fue la de un estudiante, al que le gustó tanto la actividad que escribió más de una carta. Él personificaba a un general del ejército Alemán que cuando se fue a la guerra dejó a su hijo muy pequeño, el general desde el inicio de la guerra empezó a escribirles cartas a su esposa y a su hijo, el problema que tenía era que no podía enviar las cartas a su familia. Así fue, como las cartas se convirtieron en una especie de bitácora dónde llevaba el registro de todos los acontecimientos de la guerra, al final terminó con un libro en el que estaba el día a día de la guerra.

De la misma manera, decidí entrevistar a algunos estudiantes, para hacer una evaluación del ejercicio y preguntar por su experiencia en el desarrollo de este tipo de actividades, las respuestas de la mayoría fueron que: mientras escribieron las cartas tuvieron que leer y buscar información, que buscaron fuentes diferentes al libro de clase para poder entender como era la situación de cada uno de los participantes de la guerra. Al investigar tan a fondo, los estudiantes lograron conectarse con sus personajes y entender muy bien el tema. Otros afirmaron que el ejercicio les hizo aprender de verdad, ya que no memorizaron sólo por un momento, sino que realmente interiorizaron los hechos que estudiaron.

En conclusión, puedo afirmar que esta actividad fue significativa para los estudiantes, quiénes me pedían que volviéramos a escribir otra carta cuando abordamos otros temas.  También para mí fue gratificante ver la emoción que generó esta actividad en mis estudiantes, permitiéndoles conocer mucha información que ellos mismos aportaron, información que les ayudó a construir conocimiento y tener un aprendizaje significativo.