Ciencias de la Educación

24 de abril de 2017

Libros para los niños de Colombia

Con mi experiencia de trabajo en literatura con niños, comprendí la importancia que tiene una buena edición de un libro en el desarrollo de habilidades, competencias y procesos mentales en el lector.

Sara Lizaralde Vallecilla

 

Con mi experiencia de trabajo en literatura con niños, comprendí la importancia que tiene una buena edición de un libro en el desarrollo de habilidades, competencias y procesos mentales en el lector.

Al acercarme a los libros de literatura infantil en mi trabajo y al tener a cargo talleres de literatura enfocados en la formación lectora, comprendí que la edición de un libro es una obra de arte. Y, como lectora viví cómo un buen libro me permitía, aparte de imaginar, construir nuevas estructuras mentales y entender mi realidad a partir de la fantasía. El arte de dar vida a la página y ver el mundo a través de los ojos del autor es una conversación entre el este y el lector. Cada vez que leía, me asombraba más y entre más libros encontraba, más me sumergía en el mundo de las ilustraciones y el texto, en un diálogo entre la imagen y las letras. Poco a poco fui comprendiendo la importancia que tiene una buena edición de un libro infantil en el desarrollo de las habilidades en los niños. En primer lugar, la excelente edición del libro, aquella en la que el texto cuenta con una buena historia e ilustraciones, facilita al lector, especialmente a los niños, construirse como seres autónomos. En la primera infancia, cuando aún no se sabe leer, el niño es dependiente de un adulto para disfrutar del mundo de la narración. Cuando el niño se enfrenta por primera vez al texto escrito, es capaz de establecer una relación propia, pues la lectura es un acto individual y eso conlleva al lector a construirse como individuo; es un acto singular que cada uno asume a su manera. Todo el mundo lee en forma diferente y eso nos desarrolla como individuos autónomos. Nos permite generar identidad. Un buen libro facilitará este proceso de la oralidad a la cultura escrita y del individuo dependiente al individuo independiente.

Por medio del libro, el niño empieza a construir conocimiento en soledad, a cuestionarse, formular hipótesis y reflexionar. Un buen libro nos permite no solo entender lo que dice la página, sino revelar las verdades ocultas entre los renglones, respetar lo escrito, analizarlo, rebelarse contra el texto, discutirlo. El libro entonces cumple una función liberadora, confrontadora.

Adicionalmente, las ilustraciones juegan un papel fundamental en el desarrollo mental del niño. Las ilustraciones permiten hacer conexiones entre dos tipos de lenguaje: el escrito y el de la imagen. Las ilustraciones de un buen libro, permiten leer símbolos, invitan al lector a otras formas de lectura y lo llevan a crear interpretaciones. La relación entre el texto y la imagen, estimula un diálogo del libro con el lector, pues no solo se están leyendo significados, sino que se está llevando a la creación de nuevas interpretaciones.

En tercer lugar, como maestra y bibliotecaria, puedo afirmar que una primera noción de estética que experimentan los niños es a través de las ilustraciones de un libro. A través de estas, el niño desarrolla el sentido de la estética al tiempo que entiende las ilustraciones como un arte y un lenguaje.

Las ilustraciones son la motivación y la invitación al niño a una primera lectura. De igual manera, si el niño tiene la oportunidad de acceder a estos libros, seguramente como lector adulto formará parte activa de una sociedad, entenderá los comportamientos básicos y podrá desenvolverse naturalmente en una sociedad letrada.

Con todas las razones expuestas anteriormente, desde mi experiencia como lectora y como bibliotecaria, frente a un buen libro ilustrado, entiendo y valoro las sensaciones, el asombro y el desarrollo de habilidades que un buen libro estimula en los niños y en los lectores en general. Todos los niños en Colombia deben tener la oportunidad de vivir estas experiencias con los libros. Los colombianos necesitamos desarrollo de pensamiento, cuestionarnos y educarnos para salir al mundo, volvernos entes activos y participativos en una sociedad letrada y global con capacidad de análisis y de reflexión. Acercar a los colombianos a libros donde la imagen y el texto estén en constante diálogo, donde descifren símbolos y significados, donde entiendan el sentido estético de una ilustración y donde se construyan como individuos autónomos, es un derecho al que todos los colombianos deberían acceder.