Ciencias de la Educación

2 de diciembre de 2020

Pandemia, educación y desarrollo del pensamiento crítico

Francisco Lara Naranjo

 

La humanidad atraviesa quizá uno de los momentos más convulsionados en la historia moderna. La pandemia generada por el COVID-19 y las medidas de confinamiento tomadas alrededor del mundo con el fin de contener su propagación, posibilitaron -entre otras cosas- una reflexión profunda sobre la normalidad, poniéndola en un lugar flexible y a partir de ahora, en construcción.

Los sistemas educativos tienen una oportunidad de oro en el marco de esta reflexión. Las preguntas sobre el funcionamiento de los centros educativos, de lo que enseñan y por qué, resultan un punto de inflexión que posibilitará o no el avance de la educación. Enseñar contenidos y medir su memorización son prácticas que corrientes vanguardistas en educación han intentado abolir, y definitivamente uno de los aprendizajes que la pandemia ha ratificado es que la educación será significativa en la medida en que enseñe a pensar críticamente, más aún en este contexto.

El confinamiento ha hecho emerger exigencias novedosas para todas las personas; es preciso indagar sobre lo preparados o no que estamos para afrontarlas con éxito y sobre el papel del sistema educativo en esta situación, teniendo en cuenta además que estas exigencias parecieran no estar relacionadas con lo académico, cuando el enfoque es la acumulación de informacion: “no es extraño que para gran parte de la sociedad el confinamiento haya generado emociones de insatisfacción, de angustia y, en muchas ocasiones, de ansiedad o tristeza, mezclada con un aburrimiento que para algunos resulta insoportable.” (Santos, 2020) La enseñanza tradicional de contenidos se ve fuertemente cuestionada cuando las personas nos debemos enfrentar a situaciones en las que más allá de qué tanto sabemos, la efectividad de nuestras acciones radicará en la capacidad de análisis y de toma de decisiones para solucionarlas.

No está en duda que la pandemia aceleró los procesos de virtualización de la educación. Hay que atender esta situación de manera contundente y estructurada; en cada contexto surgirán nuevas posibilidades y necesidades, de acuerdo a los alcances e iniciativas de los diversos actores educativos y sociales; es así como la discusión toma tres frentes igual de importantes: lo que se enseña, para qué y cómo se hace. Es momento de volver a lo fundamental.

Armonizar la relación entre virtualidad y educación será el reto en los próximos años. 2021 será un año de grandes avances y aprendizajes que seguirán transformándose. Esto exigirá tener en cuenta los riesgos que conlleva el uso de las pantallas para una buena parte de los procesos. Por ejemplo, en la siguiente cita se describe una situación en la que más allá de contenidos disciplinares, pareciera que una herramienta efectiva es la capacidad de razonar y tramitar el problema para poderlo superar, a saber:

Dado que el tiempo empleado en internet crece exponencialmente, y más en cuarentena, esto puede rodearnos de pensamientos dañinos y de ideas insustanciales. El mayor problema es que no sepamos definir el yo real (circunstancia real) con el yo virtual (circunstancia virtual). Cuando el yo real se contempla desde las circunstancias virtuales o viceversa, es decir, cuando comparamos la fortaleza de nuestras amistades con el número de likes que tenemos o cuando no sabemos valorar nuestras propias realidades, ya que nos comparamos con las circunstancias virtuales que creemos ver en los avatares virtuales de otras personas, estamos distorsionando la perspectiva y falsificando las circunstancias. (Santos, 2020)

El sistema educativo, en voz de todos sus miembros (profesores, directivos, asesores, instituciones, entre otros) debe ocuparse de esta reflexión de modo serio y buscar maneras de materializar los hallazgos logrados. Enfocar la educación hacia el desarrollo del pensamiento (en sus diferentes manifestaciones) es una de las posibilidades que de hecho antes de la pandemia han venido tomando fuerza en los discursos académicos. Profesores de la Universidad de Caldas en Colombia son contundentes sobre esta situación:

(…) la enseñanza y el aprendizaje de principios, conceptos y teorías en los diferentes

campos disciplinares pasan a un segundo plano, pues lo que se constituye como

fundamental es la formación de sujetos y comunidades que piensen y actúen

críticamente con los aprendizajes adquiridos en la escuela. (Tamato, Zona y Loaiza, 2015, p. 112)

Además señalan:

Desde esta perspectiva, y conociendo que nuestro sistema educativo ha enfatizado

en la importancia del aprendizaje de conceptos, principios y teorías en los diferentes

campos disciplinares, se plantea el necesario cambio de dicha propuesta para

que el educador se traslade a promover una enseñanza de las ciencias que aporte

a la apropiación crítica del conocimiento científico y a la generación de nuevas

condiciones y mecanismos que promuevan la formación de actitudes hacia la

ciencia y el conocimiento científico. (Tamato, Zona y Loaiza, 2015, p. 116)

            Es posible rastrear discursos de este tipo, es decir, que promuevan un currículo enfocado en el aprendizaje de habilidades de pensamiento y que permita una mejor interacción con los contenidos, quitando este elemento -los contenidos- de la base de la pirámide y acomodándolo en otros niveles.

Así las cosas, analizar el proceso de virtualización de la educación es interesante, pues si en la presencialidad este tránsito de los contenidos al desarrollo del pensamiento crítico era confuso, la pandemia hará que rápidamente sea tomada la decisión de si vale la pena seguir apostando por este tránsito -aprovechando y enfrentando las posibilidades y retos de la virtualidad- o, si se seguirá insistiendo en la enseñanza de solo contenidos validados a través de la medición de su memorización, lo que definitivamente no tiene muchos beneficios.

Las posibilidades curriculares son un mundo que es preciso explorar; tanto en su planeación como en su ejecución, currículos que comiencen a ver el desarrollo del pensamiento como un propósito educativo ineludible, serán grandes retos y esfuerzos de largo aliento, que son necesarios en la medida en que se vea el sistema educativo como un configurador social fundamental.

Resulta pertinente retomar lo indicado por la UNESCO y la CEPAL sobre cómo estos cambios son imprescindibles si desde la educación se busca hacer un aporte a la configuración de esa normalidad que desde marzo de 2020, es una responsabilidad de todos.

En la adaptación, la flexibilización y la contextualización curricular se deben considerar elementos como la priorización de objetivos de aprendizaje y contenidos que permitan lograr una mejor comprensión de la crisis y responder a ella de mejor forma, incorporando aspectos relativos al cuidado y la salud, el pensamiento crítico y reflexivo en torno a informaciones y noticias, la comprensión de dinámicas sociales y económicas, y el fortalecimiento de conductas de empatía, tolerancia y no discriminación, entre otros. (CEPAL y UNESCO, 2020, p. 4)

Bastante se habla sobre los problemas que tiene el sistema educativo, sobre las falencias que estudiantes y profesores afrontan, eso ya lo hemos identificado muy bien. Lo procedente ahora es determinar las formas prácticas para enfrentar esos problemas e irlos evacuando para afrontar otros de carácter diferente y avanzar hacia una cualificación de la educación real, rastreable y con un impacto social significativo. La educación en el periodo pospandemia será determinante para el futuro de nuestra normalidad.

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Referencias

CEPAL y UNESCO. (2020, agosto). La educación en tiempos de la pandemia de COVID-19. Naciones Unidas. https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45904/S2000510_es.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Santos, B. (2020, 1 mayo). COVID-19: Cultivar el pensamiento crítico es más necesario que nunca. The Conversation. https://theconversation.com/covid-19-cultivar-el-pensamiento-critico-es-mas-necesario-que-nunca-137448

Tamayo, O., Zona, R., & Loaiza, Y. (2015). El pensamiento crítico en la educación. Algunas categorías centrales en su estudio. Revista latinoamericana de estudios educativos, 11, 110-133. https://www.redalyc.org/pdf/1341/134146842006.pdf