23 de marzo de 2018
Reflexión sobre el rediseño de una evaluación
Las percepciones que se tienen respecto a la evaluación son amplias. Cada quien las maneja de acuerdo al contexto y a la temática que esté desarrollando. La concepción que tradicionalmente se tenía sobre evaluación estaba basada en determinar el rendimiento académico de los estudiantes. Se utilizaba solo para medir conocimientos. Por tal razón, el aprendizaje era memorístico, se preparaba solo para obtener resultados cuantificables, es por ello que se le ha “asignado un valor, que puede estar expresado cualitativa y/o cuantitativamente, a un producto, evidencia, desempeño o proceso” (Verdejo, Encinas y Trigos, 2010, p. 20).
Liliana Marcela Chautá Gutiérrez
marcelachauta@gmail.com
IED Pbro. Carlos Garavito Acosta
Las percepciones que se tienen respecto a la evaluación son amplias. Cada quien las maneja de acuerdo al contexto y a la temática que esté desarrollando. La concepción que tradicionalmente se tenía sobre evaluación estaba basada en determinar el rendimiento académico de los estudiantes. Se utilizaba solo para medir conocimientos. Por tal razón, el aprendizaje era memorístico, se preparaba solo para obtener resultados cuantificables, es por ello que se le ha “asignado un valor, que puede estar expresado cualitativa y/o cuantitativamente, a un producto, evidencia, desempeño o proceso” (Verdejo, Encinas y Trigos, 2010, p. 20). A raíz de la divergencia de conceptos, he podido comprender que la finalidad de la evaluación está en encontrar resultados para tomar decisiones. Stufflebeam (1973) sostiene que “evaluar es el proceso de planear, recoger y obtener información utilizable para tomar decisiones alternativas.” (citado en Castillo y Cabrerizo, 2010, p. 6).
Enfatizando un poco más dentro de mi práctica evaluativa como docente y haciendo un rediseño de la evaluación, he analizado que este instrumento es el medio menos indicado para mostrar el poder del profesor y el medio menos apropiado para controlar el comportamiento de los estudiantes. Para lograr que los estudiantes aprendan lo que queremos que aprendan debe existir una valoración formativa y/o una alineación constructiva que permita enunciar claramente los objetivos de aprendizaje y las actividades de enseñanza apropiadas para desarrollar habilidades y destrezas dentro del aula, además debe fomentar en el estudiante una actitud positiva frente al aprendizaje y ser partícipe en la adquisición de sus conocimientos gracias a las realimentaciones que reciba de su trabajo. Kyale (2007) propone que “este proceso puede conducir a la transformación de la evaluación del aprendizaje en una evaluación para el aprendizaje” (Verdejo, Encinas y Trigos, 2010, p.23).
El proceso evaluativo no es una tarea fácil, esta debe ser tenida en cuenta como la herramienta más importante para desarrollar una valoración formativa y continúa, fortaleciendo destrezas en el proceso de enseñanza aprendizaje. Así mismo debe estimular el interés, dominio y comprensión que muestra un estudiante frente a una temática planteada, igualmente la evaluación permitirá verificar si los objetivos fueron comprendidos y alcanzados. “La evaluación es una tarea compleja en la que se integran las diferentes dimensiones de la acción educativa (axiológica, epistemológica, pedagógica, procedimental)” (Verdejo, Encinas y Trigos, 2010, p.20).
El evaluar nos obliga a reflexionar sobre nuestro quehacer pedagógico para explorar y apropiarnos sobre nuestras capacidades como docentes, a divisar la complejidad con la que se debe plantear una evaluación. Es decir, si se quieren evaluar objetivos (conocimientos concretos o temas) el estudiante debe ser capaz de realizar operaciones como calcular, resolver, plantear, conocer, explicar en diferentes contextos que requieran de sus habilidades o si se quiere evaluar competencias (disciplinas generales), el estudiante debe ser competente para pensar y razonar, argumentar, comunicar, modelizar, representar, plantear y resolver problemas, usar lenguaje simbólico, técnico y formal y las operaciones, usar herramientas de apoyo. “Tanto los objetivos como las competencias enuncian expectativas de aprendizaje para lo que hay que planificar con anterioridad” teniendo en cuenta que “las capacidades contribuyen al desarrollo y logro de las competencias” (Rico, 2014).
Al momento de planear una evaluación debe existir una relación con los contenidos, una formulación y presentación de los ítems, tener un cierto grado de complejidad, los puntos no pueden ser muy difíciles o muy fáciles, deben alcanzar uno o varios objetivos de aprendizaje, deben contribuir al logro de alguna competencia, estos pueden ser abiertos, cerrados o de selección múltiple, que contengan contextos llamativos al estudiante para despertar su interés y curiosidad, que se utilicen diferentes representaciones gráficas para presentar la información y permitir el desarrollo de capacidades, habilidades y destrezas en la solución de las problemáticas planteadas. (Rico 2014).
Para concluir, debemos estar dispuestos al cambio, fortalecer nuestros conocimientos, aptitudes y actitudes pedagógicas frente a los estudiantes. La evaluación debe ser formativa y continúa logrando que los estudiantes reconozcan para qué y por qué aprenden. He aprendido que se evalúa es el desarrollo integral del estudiante, sus habilidades, destrezas y actitudes, ya que estas ayudan a la construcción del conocimiento y permiten que se formen personas íntegras a nivel personal, social, familiar, laboral, con sentido de pertenencia, capaces de tomar decisiones y/o llegar a acuerdos en beneficio del bienestar social, con grandes valores morales que permitan relacionarse con las personas de su entorno, desempeñándose como buen ciudadano y logrando una mejor calidad de vida. En definitiva, “la evaluación tiene un contexto determinado; un espacio o contenido sobre el que actúa; unos momentos continuados a lo largo del proceso; y persigue unas finalidades u objetivos formativos concretos” (Castillo Arredondo y Cabrerizo Diago, 2010, p. 21).
Referentes
Castillo Arredondo, S. y Cabrerizo Diago J. Evaluación educativa de aprendizajes y competencias. Pearson Educación, S.A. Madrid, 2010.
Rico, L. (2014). Evaluación de la alfabetización matemática escolar. [Archivo de video]. Organización de Estados Iberoamericanos OEI (25 de septiembre de 2014). Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=hTp1kx2fC8k
Verdejo, P., Encinas, M. & Trigos, L. (2010) Estrategias para la evaluación de Aprendizajes complejos y competencias. Innova Cesal. Recuperados de http://www.innovacesal.org/innova_public_docs01_innova/ic_publicaciones_2012/pubs_ic/pub_03_doc03.pdf